La nutria desliza su silueta
sin rozar el agua para nada.
Lo mismo que los astros, con cuidado,
circulan comedidos por el éter.
Y así también el sabio iluminado
camina por la hierba… acariciándola.
Mas de vida la nutria se alimenta
y el aura de los astros es la misma
arcilla sublimada de su peso.
Y la carne del sabio huele a tierra,
y rezuma, y florecen primavera.
Sin mácula y con lodo al mismo tiempo,
rozando y perforando las entrañas,
el sabio y la nutria se deslizan
cual astro sosegado y sin empeño.
De vida es la Vida Inmaculada.
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