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SOBRE LA MEDITACIÓN (VIII): aclarar la Atención y entender la Dirección

  • Foto del escritor: Dharma José Blázquez
    Dharma José Blázquez
  • 31 oct
  • 2 Min. de lectura

Los dos aspectos arriba indicados son algo que conviene señalar a la persona que se inicia en la meditación. Pero también es conveniente recordar a cualquier practicante que se sienta a “intentar meditar”.

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En toda técnica meditativa (aunque aquí estamos más en el ámbito de la meditación Vipassana) o en todo trabajo interior, la herramienta básica es la Atención (Sati). Si la dirección meditativa es para salir del error o ignorancia (Avidya), necesitamos Ver mejor, captar mejor. Tenemos habitualmente la atención disipada, distraída, agitada, o embotada, espesa… Entonces no “atendemos” a los objetos, no enfocamos bien, ya sea el cuerpo, la respiración, los sonidos, los pensamientos, etc.


Y además del “desenfoque”, contaminamos o emborronamos lo observado con nuestras tendencias, nuestras interpretaciones. No vemos el objeto meditativo (o lo que se presenta en el vivir cotidiano), en su pureza, en su verdad.


Así, aclarar la atención implica calmar y centrar para Ver más claro, lo cual nos lleva a la atención ecuánime (Upeksa): más objetiva, no reactiva, no distorsionada.


El otro aspecto, el de entender la dirección de la meditación, ya lo mencionamos antes al hablar de salir de la ignorancia (la raíz del sufrimiento).


¡La meditación no es para estar bien, cómodo, a gusto, sin problemas!

(Aunque reconociendo honestamente que es algo que todos queremos. Bueno, el ego, el sentido de individualidad en el que vivimos y que es la consecuencia primera del “error”, de no ver correctamente.)


Porque, aunque al meditar se producen muchos efectos beneficiosos en el cuerpo, el cerebro, la mente (puedes mirarlo en cualquier libro o página de internet), es algo secundario. Son excelentes subproductos, pero no son el objetivo, no se trata de una terapia.

El objetivo es ir hacia el Fondo, aunque parezca lejísimos (pero que al mismo tiempo está ya Aquí). El Fondo, la Paz que trasciende todas las polaridades (placer-dolor, tristeza-alegría, amigo-enemigo, etc.).


Pero también habría que recordar, sobre todo al principiante, que si intentar meditar para encontrar la Paz sin pasar por las “pruebas del camino”, eso no va a ser posible. Porque la meditación suele ser, mucho más en los inicios, un arte de ir relacionándose mejor con el cuerpo en la postura adoptada, la respiración, los pensamientos que van apareciendo, los sonidos, las distracciones, etc. Relacionarse bien con todas estas circunstancias (agradables o desagradables) es estar en Paz con ellas.


En fin, en los inicios; y para muchas personas durante largo tiempo, la dirección de la meditación consistirá en aprender a relacionarse con todas esas cosas que parecen alejarme de la meditación, pero que de hecho me acercan a ella… ¿Y cómo he de relacionarme con ellas? A través del cultivo de la “atención ecuánime”.


Porque para llegar al Fondo ha de hallarse primero la Paz en las formas efímeras, circunstanciales.


  José (Dharma)

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